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Cambiar a una dieta vegetariana potencialmente puede reducir tu huella de carbono alimentaria en...
un tercio o más. Si nos hacemos veganos y eliminamos los productos lácteos y otros productos alimentarios de origen animal, la reducción será aún mayor. Esto no quiere decir que todo el mundo tenga que ser 100% vegetariano para salvar el planeta. Incluso la mera reducción del consumo de carnes (especialmente la roja) y de productos lácteos con mayor impacto de carbono puede ayudar a disminuir las emisiones, tanto a nivel individual como colectivo.
¿Qué puedes hacer? Si no estás preparado para dejar la carne por completo, puedes empezar probando una dieta flexitariana. Este estilo de vida hace hincapié en los alimentos de origen vegetal, pero permite el consumo ocasional de carne de vacuno, de ave, de pescado y de cerdo. Si no eres un gran consumidor de carne, pero te gusta el marisco, prueba con la dieta pescatariana, y asegúrate de elegir pescado de origen sostenible.