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En cualquier caso, y aunque el azúcar no se transforme directamente en grasa, sí termina por engordar, ya que hace que se eleven los niveles de insulina en el cuerpo.
Cuando esto sucede, es mucho más difícil que el cuerpo logre quemar la grasa y aunque hagas ejercicio, los depósitos de grasa serán muy difíciles de quemar.