No hay nada más satisfactorio que una cazuela empalagosa y mantecosa, el complemento perfecto para un brunch copioso. Para los menos golosos, esta opción salada salva el día... ¡y la bollería del día anterior!
Ingredientes (para 6-8 personas):
6 croissants grandes, preferiblemente rancios, partidos en trozos del tamaño de un bocado
2 tazas de hojas de espinacas frescas picadas
2 tazas de queso cheddar rallado
6 huevos grandes
1 1/2 tazas de leche
1/2 taza de nata espesa
1 cda de mostaza de Dijon
1/2 cdta de ajo en polvo
Sal y pimienta al gusto
Opcional bacon o jamón york picado para añadir sabor
Instrucciones:
Precalentar el horno a 175°C. Engrasa una fuente de horno con mantequilla o spray antiadherente.
Coloca los trozos de croissant en la fuente de horno.
Espolvorea las espinacas picadas sobre los trozos de cruasán, seguidas de 1 1/2 tazas de queso cheddar rallado. Si lo deseas, esparce el beicon o el jamón york sobre el queso.
En un bol, bate bien los huevos, la leche, la nata, la mostaza de Dijon, el ajo en polvo, la sal y la pimienta.
Vierte la mezcla de huevo uniformemente sobre las capas de croissant, espinacas y queso en la fuente de horno. Presiona suavemente los cruasanes para que se impregnen bien de la mezcla de huevo.
Deja reposar la cazuela entre 15 y 20 minutos para que los cruasanes absorban la mezcla de huevo.
Espolvoree la 1/2 taza restante de queso cheddar rallado por encima de la cazuela.
Hornea durante 35-40 min. o hasta que la cazuela esté cuajada y la parte superior dorada.
Una vez horneada, sácala del horno y déjala enfriar unos minutos antes de servir. Córtalo en cuadrados, sírvelo caliente y ¡buen provecho!