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Caldo gallego
El caldo gallego es un plato contundente, ideal para los días fríos y lluviosos, aunque la popularidad que ha ganado hace que puedas encontrarlo también en restaurantes y tabernas.
La preparación del caldo gallego comienza con la cocción de la carne de cerdo en agua con sal, junto con algunos huesos y otras partes del cerdo, como las orejas o los chorizos. A continuación, se añaden las verduras, que suelen incluir patatas, grelos, nabos y cebolla, aunque también se pueden utilizar otras verduras de temporada, como judías verdes o berzas.
Una vez que las verduras están cocidas, se añaden las legumbres, que suelen ser alubias blancas o judías pintas, y se deja cocer todo junto durante un tiempo más, hasta que el caldo esté bien concentrado y las verduras y legumbres estén tiernas.
El resultado es un caldo espeso y sabroso, con un intenso sabor a cerdo y verduras. Se puede servir caliente, acompañado de un buen pan de maíz o centeno, y suele ser un plato completo en sí mismo, aunque también se puede acompañar con algún tipo de carne de cerdo, como costillas o lacón.