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Los gases de efecto invernadero relacionados con el transporte de alimentos representan ...
sólo un 6% de las emisiones del sistema alimentario a escala mundial. Esto puede sorprender a cualquiera que haya sido llevado a creer que comer localmente es la mejor opción para el planeta. La verdad es que lo que se come es mucho más importante que su procedencia. En la huella de carbono de los distintos tipos de alimentos entran en juego diferentes factores, como la forma de transportarlos (por ejemplo, en avión, barco, camión o coche) y su eficiencia energética en relación con los procesos de producción, envasado y distribución. Los productos locales producidos en un invernadero que consume energía y con maquinaria que funciona con combustible son una peor opción que comprar los mismos alimentos producidos en otro lugar, con prácticas mucho más ecoeficientes.
¿Qué puedes hacer? Comer por temporadas, para reducir la necesidad de importar alimentos por vía aérea y disminuir la demanda de productos fuera de temporada, que estimula la creación de invernaderos insostenibles utilizados para cultivar alimentos todo el año. Además, evita los alimentos con una vida útil muy corta, y comprueba el país de origen, si es posible. Limítate a los que no hayan tenido que viajar muy lejos.