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Algunos consejos para salir de la permarexia
Lo más importante que debes tener en cuenta si tú o alguien cercano sufre de permarexia, es que será necesario por un lado, reaprender a comer sanamente y, por otro, buscar ayuda psicológica para trabajar en todo aquello que nos llevó a desarrollar el trastorno.
Es importante dejar de ver la comida como un enemigo, y saber que el secreto de la nutrición está en el balance. Para ello es importante dejar de ver la comida como un premio o un castigo. Antes de comer, pregúntate qué emociones se esconden detrás de tu antojo. Identifica los alimentos a los que recurres cuando sientes tristeza, frustración o ansiedad.
Al momento de comer, sirve tu plato con mucho colorido, con verduras, cereales, y proteínas de calidad. Pensar en la comida como una manera de nutrirnos y respetar nuestro cuerpo, no como un enemigo que hay que dominar. Por supuesto, no debes excluir esos "gustitos culposos" como las frituras o los postres, pero sí darles un espacio adecuado. No los conviertas en un premio pero, cuando los comas, disfrútalos. Saber que tienes permiso de ser humano es clave para reconciliarte con la comida.
Por último, escucha las sensaciones de tu cuerpo en vez de tus emociones. Siente cada bocado, mastica lentamente y saboréalo. Haz pausas durante la comida para sentir señales de saciedad, y deja de comer cuando te sientas satisfecha. Retomar esta relación con tu cuerpo te ayudará a descubrir que él tiene la capacidad de hablarte, de mostrarte sus verdaderas necesidades, y también de regenerarse.
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