El consumo de azúcar provoca alteraciones en tus niveles de energía a lo largo del día, pasando de momentos de alerta cuando acabas de consumirla a períodos de cansancio y "bajón". A largo plazo, comer alimentos azucarados alterna nuestro ritmo circadiano, lo cual se ve reflejado en problemas como insomnio y sueño poco reparador. Al mismo tiempo, el exceso de peso debido al azúcar y las grasas nos lleva a desarrollar problemas respiratorios que pueden ser graves en el caso de las personas con obesidad. Dejar de comer este ingrediente hará que tu sueño sea más reparador.