Por si esto no fuera lo suficientemente malo, varios estudios han demostrado que el consumo de azúcar no solo alimenta las células cancerosas, sino que las produce. En 1985, un estudio descubrió que los pacientes que consumían más azúcar mostraban una mayor predisposición a desarrollar cáncer que los pacientes que lo consumían menos. Algunos estudios posteriores vincularon el consumo de azúcar en grandes cantidades con un mayor riesgo de cáncer de páncreas y de mama.