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El día antes, para la mayoría de mermeladas, disponemos la fruta en una olla. La cubrimos con azúcar y reservamos. Al día siguiente, se habrá formado un jugo y las frutas empiezan a confitar. Empezamos a cocción a fuego vivo. En un primer momento, el agua de la fruta se evapora y se forma una especie de espuma que retiraremos más tarde. Poco a poco, la preparación se va espesando. Para conservar el sabor de la fruta, la cocción debe ser rápida y a fuego vivo.