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Crestas de gallo
Dejamos lo más "exótico" para el final, y es que incluso muchos de nosotros dudamos si seríamos capaces de probar las crestas de gallo. Los que sí las han probado, afirman que son suaves y un verdadero manjar para conocedores. Primero se limpian muy bien, luego se cuecen hasta que queden suaves, se sazonan y se preparan en el plato final, que puede incluir distintos tipos de salsa. Curiosamente, las crestas de gallo no se comían hasta el siglo XIX, cuando Alexander Balthazar de Grimod reconoció sus propiedades culinarias. ¿Tú las probarías?