Cuando uno ve un sitio tan hermoso como Nicoya, en Costa Rica, no es difícil imaginarse una larga y próspera vida en él. Pero más allá de la abundancia de vitamina D de la que disfrutarías en este paraíso terrenal, existe otro buen puñado de razones que ayuda a los habitantes de esta isla a cruzar frecuentemente la barrera de los 90 años, y son estas:
El agua en Nicoya es particularmente rica en calcio, un nutriente clave para mantener la fortaleza de los huesos y prevenir enfermedades cardíacas.
Los centenarios nicoyanos consumían tradicionalmente un trío de alimentos básicos mesoamericanos: frijoles, calabaza y maíz. Hoy en día, su dieta ha evolucionado un poco y también comen arroz y plátanos, pero aún muy poca carne, pescado ni aves.
Su consumo diario de calorías es muy razonable comparado con el de muchos países occidentales, sobre todo porque suelen cenar muy ligero.
Se mantienen siempre activos con un poco de trabajo físico y, cuando la edad ya no se lo permite, aún disfrutan haciendo las tareas del hogar.