Antes de un examen, entrando en la consulta del dentista, una mañana en que estamos llegando tarde al trabajo... las situaciones en que puede presentarse un inoportuno dolor de tripa son tan variadas como personas hay en el mundo. En esos momentos ni siquiera sopesamos la posibilidad de que esta molestia física pueda tener un origen psicológico y solemos achacarla a ese café que nos acabamos de tomar con el estómago vacío o al pescado que cenamos anoche. Sin embargo, lo cierto es que el cerebro y el estómago están conectados (no, no es un mito) y es muy probable que la causa sea el nerviosismo propio de la situación que estamos viviendo. Pero, ¿cómo ocurre esto? Sigue leyendo para saberlo...
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