El pesto es probablemente uno de los mejores inventos en materia de pastas. Ya sea que lo compres en frasquito para sacarte de un apuro o que lo hagas tú mismo en un par de minutos. Le da un sabor exquisito a la pasta y convierte cualquier plato en un verdadero manjar. Aquí algunas ideas de pestos diferentes, todos ellos necesitan únicamente de una licuadora. ¿Así o más fácil?
Pesto genovés: 1 manojo de albahaca fresca, 2 dientes de ajo, 1 puñado de piñones, 1/2 taza de parmesano, aceite de oliva al gusto.
Pesto vegano: 2 dientes de ajo, 1 aguacate maduro, 1 puñado de albahaca, aceite de oliva al gusto.
Pesto rojo: pimientos asados en conserva (o esos pimientos que llevan 1 semana en tu nevera), 2 dientes de ajo, pimentón, limón y aceite de oliva al gusto.
Pesto de tomate: 1 bote de tomates en aceite, 1 chile de árbol, 2 dientes de ajo y albahaca o perejil al gusto.