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O las amas, o las odias: 20 comidas que no dejan a nadie indiferente

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Rebañando

© Getty Images / Alleko

Callos

Los callos, o estómago de vaca, son una carne difícil de aceptar en nuestros días. Anteriormente era de lo más normal aprovechar todo lo que una vaca podía ofrecer según el presupuesto de las familias; de ahí que nuestros abuelos estuvieran más abiertos a comer vísceras y otros ingredientes que ya no son tan comunes. Existen dos dificultades principales para comer callos: la primera es que, al cocinarse en agua, despiden un olor muy fuerte (tan fuerte que las personas se ven obligadas a abrir todas las puertas y ventanas de sus casas), y la segunda es la textura, que puede oscilar entre lo suave, viscoso y cartilaginoso. Pero, una vez que has superado esa aversión natural a lo desconocido, puedes descubrir una sopa de sabor fuerte, súper nutritiva y reconfortante para los días de frío o pasar la resaca. Tan es así que esta sopa se conoce en muchos otros países, desde Turquía hasta Argentina, y eso de generación en generación. 


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