Solo de pensar en la mano y, por qué no decirlo, el carácter que tenía la mía para hacer la masa y freír churros... me dan ganas de salir corriendo para merendar hoy en su casa.
Ingredientes para 2 personas:
1 taza de agua hirviendo
1 taza de harina
500 ml de aceite para freír
1/2 cdta de sal
50 g de azúcar
Canela en polvo, opcional
Preparación:
En un cazo, pon a hervir el agua con la sal. Recuerda que si quieres hacer más churros siempre puedes doblar las cantidades.
Cuando rompa hervor, agrega poco a poco la harina, removiendo constantemente con una cuchara de madera hasta que la masa quede sin grumos y bien espesa.
Sabrás que es momento de retirarla del fuego cuando al removerla comience a despegarse de las paredes del cazo. Aparta del fuego y deja enfriar.
Pon a calentar aceite vegetal en una sartén, de preferencia uno con sabor neutro como el aceite de maíz o de girasol.
Si tienes churrera, ve rellenándola con la masa mientras calientas el aceite. Si no, también puedes hacerlos con una manga pastelera, aunque en este caso se recomienda que sean más pequeños.
A continuación corta los churros directamente sobre la olla, dejándolos caer con cuidado al aceite caliente. Fríelos hasta que queden bien doraditos por ambos lados, y colócalos sobre papel absorbente cuando los retires.
A veces, mientras se fríen, los churros pueden "explotar". Para evitar esto es importante que la masa que sale de la churrera o de la manga pastelera quede bien apretada, sin burbujas en su interior. Si ves alguna, trata de explotarla con un cuchillo.
Por último, coloca azúcar y canela (opcional) en un plato, y pasa los churros para cubrirlos. ¡Disfruta!