Lavar los calabacines y cortar los extremos. Cortar en rodajas de medio centímetro aproximadamente.
Pasar las rodajas de calabacín una a una por harina, luego por un plato con huevo batido y finalmente por un plato con una mezcla de pan rallado y queso parmesano.
Calentar el aceite en una sartén y freír los calabacines empanados unos 2 minutos por cada lado hasta que se doren. Si todavía están duros, significa que el aceite está demasiado caliente y se han dorado demasiado rápido.
Escurrir los calabacines en una hoja de papel de cocina. Añadir sal al gusto y cebollino fresco picado. Servir caliente.