En materia de consumo energético, es mucho más redituable cocinar en cantidades mayores: el calor se aprovecha mejor a mayor volumen. Por eso, te invitamos a planear tus comidas y así reduzcas el tiempo que pasas cocinando (junto con la factura). Por ejemplo: hacer una sopa o cocido a la semana y utilizar esas verduras, caldos y carnes en otros alimentos; cocinar varias porciones de verdura al vapor o poner varios filetes de pescado al horno. Recalentar los alimentos ya cocinados es más rápido y económico que empezar cada vez desde cero.