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Preparación
Seguimos añadiendo a nuestra ensalada el pescado y el huevo duro en trocitos. Cortamos los pepinillos que no pueden faltar, los rusos los cultivan en sus casas de verano para hacer sus propias conservas. Solo falta un ingrediente: las alcaparras. Notarás que la combinación de arenque con alcaparras da un toque un poco ácido y saladito, muy del gusto de la aristocracia de la época. Para el pueblo era todo un lujo disfrutar de comida que no estuviera simplemente hervida o aderezada con manteca de cerdo y sal. Nuevamente en la Unión Soviética se cambió por los chícharos verdes, económicos y fáciles de conservar. Sin embargo, al llegar a España...¡los cambiaron por aceitunas!
Nos queda darle el sabor típico con sal, pimienta y, por supuesto, mayonesa, el condimento favorito de los rusos. ¿Pero no era muy caro usar kilos y kilos de mayonesa casera? ¡Por supuesto! No fue hasta el siglo XX que la mayonesa estuvo al alcance de todos. Esta salsa tenía todo para triunfar: grasas para soportar el invierno, calorías para dar energías, y un sabor que mejoraba cualquier alimento. Hasta la fecha hay pocos platillos rusos que se resistan...
Bueno, ahora la ensalada está lista. Vamos a refrigerarla un poco y a servirla ya sea en un tazón como en las fiestas rusas de Año Nuevo, o en forma circular ayudándonos de un aro de cocina... o a la española, sobre rodajas de pan.
¡Esperamos que, ahora que conoces un poco más de su historia, disfrutes tu ensaladilla rusa al máximo!