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Un plato muy vistoso que en México es el desayuno estrella los fines de semana. Es tan simple como freír dos huevos y ponerlos sobre una tortilla. Eso sí, cada uno tiene algo que lo diferencia del otro: la salsa. Uno está cubierto de una picante mezcla roja mientras que el otro se baña en un verde fuerte e intenso. Usualmente se coloca una porción de frijoles refritos o de chilaquiles entre las dos piezas, separándolos y remarcando el distanciamiento de los “cónyuges”; de ahí su curioso nombre.