Un restaurante bien administrado tendrá siempre porciones relativamente pequeñas, y es que se trata de estimular a los comensales a que pidan un menú completo. De nada sirve darte un filete con medio kilo de patatas si después no te quedará sitio ni para el café. ¿El lado positivo? Por lo general este tipo de lugares ofrecen un menú completo a un precio bastante competitivo, que te permitirá probar entrada, plato y postre sin sentirte indigesto.