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4. Los precios
Son muy pocos los comercios en los que los precios son cifras redondas, y esto también tiene su lógica. Se trata de encontrar el precio más alto que estaríamos dispuestos a pagar por un alimento o producto. Tal vez 15 euros por un platillo te parezca un poco caro, mientras que si lo ponen a 14,95 te animes a pedirlo. Por cierto, los restaurantes nunca utilizan el precio con 99 centavos porque esta cifra está asociada en nuestra mente a productos de baja calidad.