Con unas varillas o batidor deshaz los cuadritos que queso que se han formado hasta que queden pequeños trocitos (más o menos del tamaño de un garbanzo). Vuelve a tapar tu olla y reserva por 4 horas.
Al cabo de 4 horas retira el suero de la olla. Puedes reservarlo para otras recetas como sustituto de leche.
Coloca el queso en un colador y vuélvelo a tapar para que termine de escurrir todo el suero, espera 3 o 4 horas.
Retira el queso. Verás que ya va adquiriendo la textura elástica y cremosa que lo caracteriza. Colócalo en un plato y cúbrelo con un tazón para conservar la temperatura.