Suaves, mantecosas, crujientes, con queso y ricas son sólo algunas de las palabras que describen esta reconfortante comida originaria de Chicago. Esta pizza, no apta para inapetentes, se asemeja a la auténtica, con una corteza fácil de hacer, varias capas de mozzarella y salsa de tomate casera. El secreto está en hornearla en un molde para pasteles.