Una vez que tienes lista la bechamel, lo mejor es irla extendiendo en un molde rectangular para que se vaya enfriando sin que se haga esa molesta costra en la superficie. Luego hay que tapar el recipiente y dejar enfriar en el refrigerador durante al menos 3 horas. Hay personas que prefieren preparar la bechamel desde un día antes (y que nos parece ideal), pero no siempre tienes el tiempo de hacerlas tan a conciencia. Recuerda que si la masa está caliente es casi imposible formar las croquetas, pero que también una masa todavía congelada dará como resultado unas croquetas frías por dentro y menos cremosas.