Si las vitaminas y los antioxidantes a veces tienen dificultades para resistir el proceso de "enlatado", debes saber que la fibra, las grasas, los carbohidratos y los ácidos grasos se conservan perfectamente y que los productos enlatados contienen tanto como sus homólogos congelados. En otras palabras, ¡el omega 3 de esa sardina que amas, está en la lata!