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El Champán
La versión espumosa que dio origen al Champagne se descubrió por casualidad. Todo comenzó cuando los viticultores de la región de Champagne intentaron imitar los vinos de Borgoña. Sin embargo, no tuvieron éxito, debido al frío invierno en la región, que interrumpió la fermentación de los vinos, almacenados en las cavas. El clima frío permitió que las células de levadura inactivas se despertaran en la primavera y comenzaran a fermentar nuevamente, lo que provocó la liberación de dióxido de carbono dentro de la botella. En ese momento, las botellas estaban frágiles y estallaron, pero las que sobrevivieron contenían un delicioso vino espumoso.
Una de las muchas otras versiones de la historia de la champaña dice que su inventor fue el monje Dom Pierre Pérignon. Esta versión sigue siendo bastante dudosa ya que varios documentos encontrados prueban que los ingleses ya habían logrado elaborar un vino espumoso con sus botellas, que eran más gruesas y resistentes. Otro dato que pone en duda esta leyenda es que dicen que Dom Pérignon, al contrario de querer crear esta bebida, buscó eliminar las burbujas en el vino para evitar que las botellas estallaran bajo la presión de la segunda fermentación.
Aún así, la leyenda es divertida, ya que cuando probó la bebida por primera vez, habría perturbado la paz de la abadía cuando gritó: "Veníd pronto, estoy bebiendo estrellas".
Más tarde, ya en 1668, Dom Pérignon comenzó a producir champaña, inventando deliberadamente la segunda fermentación en botella, lo que sin duda lo convierte en el fundador de esta bebida espumosa tal como la conocemos hoy.
El champán tiene otras historias legendarias ... Se dice que uno de los pechos de María Antonieta, la reina francesa guillotinada en 1793, sirvió de molde para elaborar la primera copa de champán de la historia.