Jessica Bennet, la inventora del término, nos da algunos ejemplos de cómo podemos evitar esto:
Si un hombre te interrumpe de manera innecesaria o, peor aún, se apropia de tus ideas llevándose todo el crédito:
Acepta que todos somos un poco sexistas. Se trata de un problema social que nos afecta a todos, y puede que en otros contextos tú también lo hagas.
En las juntas de la oficina, establece claramente una regla de "no interrupciones", y alienta a cada participante a hablar por turnos.
Si eres testigo de manterrupting, interrúmpelo y pídele que deje continuar a la otra persona. Puedes usar frases como "Espera, deja que termine de hablar" o "Me interesa lo que X está diciendo."
Habla con tus amigos de sexo masculino para que te apoyen de una manera más activa cuando hablas en público, ya sea asintiendo o reafirmando tus opiniones. Cuando otros hombres vean que no tiene nada de malo estar de acuerdo con una mujer, es más probable que su conducta cambie.
Da crédito a quien tuvo una buena idea. Contrario a la creencia popular, eso mejora tu propia reputación y te hace ver más profesional.
Practica un lenguaje corporal asertivo. Muchas veces subestimamos el poder de nuestro lenguaje corporal, pero podemos usarlo a nuestro favor para mejorar nuestra imagen y sentirnos más seguras. Aprende a realizar posturas de poder para lograrlo.
Evita frases como "no estoy segura, pero...", "en mi humilde opinión..." o cualquier frase que descalifique tus ideas. Y, por favor, nunca te disculpes antes de hablar.
Apoya empresas que empoderen a las mujeres, e inspírate de mujeres líderes.