Albóndigas con salsa de naranja
Una forma distinta de enfrentarnos a un clásico de toda cocina. Este plato tiene su comparación cinematográfica con "El quinteto de la muerte".
- 4
- Fácil
- 20 minutos
- 30 minutos
- Económico
Ingredientes
- Para las albóndigas:
- 600 grs de carne de cerdo y ternera (mitad y mitad)
- 2 dientes de ajo
- Pan rallado (o miga de pan mojada en leche)
- Harina y perejil fresco
- Sal, pimienta y aceite de oliva
- Para la salsa de naranja:
- 3 naranjas grandes (con su pulpa)
- 1 cebolla
- Canela molida
- Nuez moscada
- Sal, pimienta y aceite de oliva
Preparación
Paso 1
Las albóndigas. En un bol vertemos la carne picada (mitad y mitad, o sólo de ternera, o de pollo... lo que os pida el cuerpo). Salpimentamos bien. Añadimos dos dientes de ajo bien picados y un poco perejil picado. Lo mezclamos todo bien.
Le incorporamos pan rallado o miga de pan (o pan de molde) mojado en un poco de leche. Y volvemos a mezclar bien todos los ingredientes. (Se me olvidó sacarle foto, mea culpa)
Ahora, lo de siempre. Vamos haciendo bolitas del tamaño que nos guste y las pasamos por un poco de harina. TRUCO: Si veis que la masa se os queda pegada a la palma de la mano, podéis untaros un chorrito de aceite para que sea más fácil moldearlas. Las freímos en abundante aceite de oliva caliente por tandas. Vamos sacando y reservando.
Turno de la salsa. Cortamos en brunoise una cebolla y la sofreímos en una olla con un par de cucharadas de aceite de oliva hasta que esté hecha. Lo suyo es dejarla unos 10-12 minutos a fuego medio para que se poche bien.
Exprimimos las naranjas y vertemos su jugo y la pulpa junto a la cebolla. Añadimos canela y nuez moscada. Removemos unos minutos para que coja bien el sabor. Salpimentamos.
Paso 2
Incorporamos las albóndigas a la salsa. Las repartimos por el fondo. Deberían quedar cubiertas por el zumo de naranja, pero si no es así, exprimir otra naranja o añadir un poco de agua o caldo de
pollo o de carne.
Dejamos que todo el conjunto se cocina a fuego medio-bajo durante 30-35 minutos. Vuestro ojo clínico os dirá cuando la salsa ha espesado a vuestro gusto.
Paso 3
Y listo. Sólo queda emplatar. Disponemos en un plato las albóndigas y las regamos con la sala de naranja y cebolla. Espolvoreamos un poco de perejil fresco picado. Como acompañamiento me serví de un buen arroz basmati, aunque también nos valdría unas patatas fritas, panadera o unas verduras salteadas. ¡Que aproveche, hitchcookianos!
Película ideal para degustar este plato
THE LADYKILLERS
("El quinteto de la muerte" de Alexander MacKendrick - 1955)
Comedia negra en estado puro. Lo cierto es que la gestación de esta receta tiene mucho que ver con ese alocado y pintoresco quinteto de ladronzuelos. Ellos, como yo, allanan un territorio desconocido en busca de un gran botín; que en nuestro caso no puede ser otro que dar con el sabor ansiado. De británico tiene poco el plato pero se ha buscado la elegancia y fina ironía que desprende esta ácida comedia. Llegó la hora para perpetrar el robo, llegó la hora para "El quinteto de la muerte".
Esta tronchante peripecia de ladrones corre a cargo de Alexander MacKendrick, y supuso la filmación de la última joya de los famosos y extintos estudios Ealing. (Ocho sentencias de muerte, Oro en barras...) Su argumento gira en torno a una ristra de malhechores y asesinos que deciden dar el golpe de sus vidas: robar un furgón blindado. Lo que parece un plan perfectamente trazado de inicio se va complicando a medida que avanza la trama.
Para empezar su convivencia no es fácil, y para terminar deben hacerse pasar por unos "músicos" para alquilar la vivienda de una dulce y bonachona ancianita. Al frente de estos siniestros patanes se encuentra el excéntrico Profesor Marcus (un maravilloso y divertídismo Sir Alec Guiness: El puente sobre el río Kwai, La guerra de las galaxias...), y a su lado cuenta con nada menos que un neurótico Peter Sellers (Bienvenido Mr.Chance, El guateque...) o a Herbert Lom (asiduo de la saga de la Pantera Rosa). Tres pesos pesados que engrandecen un poco más esta supuesta pequeña pieza de artesanía.
La verdad es que echando un vistazo a la foto del plato, las comparaciones surgen solas. Tenemos un quinteto de albóndigas que, claramente, simbolizan al elenco de villanos. Un grupo de miserables con ruines intenciones, que aún gozando de personalidades distintas (ninguna es igual en tamaño, por ejemplo) poseen la misma esencia (el dinero) o proceso de cocinado (formación, mezcla de ingredientes, empanado...)
Compartiendo el mismo espacio (el edificio en la película, el plato físico en nuestra receta) se encuentra la tierna y bondadosa vecina. Una mujer blanca, entrañable, pura, sin maldad... como ese arroz blanco cocido que apenas cuenta con elementos que dañen o trastoquen su sabor. Todo un simbolismo.
La salsa de naranja termina por rematar la función. El componente cítrico, la canela, la cebolla y la nuez moscada dan ese toque de acidez e fina ironía que sobresale por cada situación cómica, por cada diálogo, por cada fotograma... Una obra que muchos recordamos con un cariño especial y otros deberían descubrir. Casi como nuestra receta...
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