Cada vez que abres la puerta del frigorífico, deja entrar algo de aire. Esto obliga al frigorífico a consumir más energía para devolver la temperatura a los grados a los que ha ajustado el aparato. Por lo tanto, evita abrir la puerta del frigorífico cuando estés delante de las estanterías para hacer inventario de los alimentos que puedas necesitar para preparar la cena. Ejercita la memoria con la puerta del frigorífico cerrada, y ábrela sólo el tiempo necesario para coger o guardar alimentos.