A pesar de que los estudios demuestran que las personas que exponen sus voz en público tienen más posibilidades de quedarse sin ella; nadie está libre de sufrir disfonía. Esta alteración de la voz (también conocida como ronquera) es nefasta en muchas ocasiones siendo producida en la mayoría de los casos por alteraciones en la garganta, ansiedad o estrés.
Miel y limón:
Haz gárgaras con estos ingredientes. Eso si, estas tienen que realizarse de un modo suave y tranquilo durante 2 minutos. Lo ideal es hacerlas 3 veces al día.
Ejercicios de relajación:
La afonía está provocada en muchas ocasiones por la ansiedad y el estrés. Independientemente del tratamiento que hayas elegido los ejercicios de relación te ayudarán: subir y bajar la cabeza, mover la cabeza de un lado a otro, rotar los hombros hacia atrás y hacia adelante, mover los brazos en círculos.