Utilizamos cookies para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias y hábitos de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Más información OK
Menú Busca una receta, una palabra clave, un ingrediente...

Tosta de boletus con cebolla caramelizada

Uno ya no puede estar tranquilo ni en su casa. Estaba yo tan ricamente escondido al pie de un pino junto a mi jardín de musgo cuando irrumpió en mis dominios un individuo alto, calzado con botas de montaña y provisto de un palo con el que iba apartado ramas y hierbas silvestres. Intenté camuflarme bajo mi enorme sombrero viscoso y oscuro pues sabía que la huida era imposible. Mi único y gordinflón pie estaba pegado a la tierra. ¡Cómo envidié a los animales que, en circunstancias similares, podían escapar! “La Naturaleza es sabia, pero no tanto”, me dije en plan filosófico. El gigantón me vio y lanzó un grito de alegría que retumbó por todo el bosque: “¡He encontrado un boletus edulis!” Un montón de pares de ojos me contemplaron con satisfacción. Estaba perdido. A partir de este momento mi vida cambió. Pasé del campo a un mesa de cocina donde me trocearon, me frieron y quisieron endulzar mi trágico destino con una cebolla caramelizada. A falta de un lecho de musgo me tumbaron sobre una rebanada de pan tostado y me pusieron como compañero de viaje jamón ibérico troceado como yo. Algo fallaba: “¿Pero si el cerdo tiene cuatro patas, cómo es que no ha escapado?”, me pregunté. Y llegué a la conclusión anterior: “La Naturaleza es sabia, pero no tanto”.


Comparte esta receta con tus amigos o familiares, simplemente escribiendo sus direcciones de correo electrónico a continuación.

Envía la receta

*campos obligatorios

Si esta es tu primera participación en Rebañando, recibirás un correo con todo lo necesario para acceder a tu perfil, ¡únete!