Las garrapatas son frecuentes en zonas rurales, bosques y parques naturales, aunque también pueden transmitirse al estar en contacto con animales que las tengan. Sus picaduras no producen dolor y generan una roncha grande color rojo vivo. En muchos casos, la garrapata permanece anidada en la piel, por lo cual es necesario detectarla y extraerla con ayuda de unas pinzas, cuidando no partirla en dos. Si vives en una zona con riesgo de contagio de enfermedades como la de Lyme o Riskettsia, es necesario consultar un médico lo antes posible.