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10. El plato que nadie pide
Es común que, al mirar la carta, encontremos uno o dos platillos que parecen excesivamente costosos. Aunque el chef sabe que poquísimas personas lo pedirían por no corresponder a lo que se espera del lugar, es una manera de hacer parecer el resto de los platillos mucho menos caros. Por ejemplo, si encuentras una langosta a 50 euros, probablemente optarás por un plato de gambas a 26, e incluso sentirás que estás ahorrando.