5. Rallar jengibre
Cada vez más, el jengibre, de origen asiático, va entrando más en la cocina occidental.
Sin embargo, rallarlo no es tan sencillo como parece y a menudo los trocitos saltan en todas direcciones, por eso para evitar el desastre vamos a meter el jengibre fresco en el congelador, para que a la hora de rallarlo esté durito y sea más fácil pelarlo y partirlo.