un día todo cambió
Connie fue despojada de su voluntad puesto que su familia decidió incapacitarla mentalmente. Un hecho que le impedía decidir sobre sus propios tratamientos. Le pusieron un tubo gástrico para alimentarla y la forzaron a recuperar el peso que necesitaba.
"Al principio fue muy duro ver como aumentaba mi peso y no poder hacer nada'' relata. Sin embargo a esta británica nunca le faltó el cariño de sus seres querido que pasaban los días a su lado para recordarle que debía intentarlo.
''Por primera vez en mi vida me di cuenta de que quería a esas personas más que a mi enfermedad. Así que luché como si no hubiera un mañana'', afirma ahora.