Crema catalana fácil
Como digo siempre en estos días, ¡por fin es viernes! y podemos disfrutar del fin de semana (en Madrid además el lunes es fiesta) y por tanto hacer las cosas que nos gustan, entre otras cocinar, por supuesto.
La propuesta de hoy es uno de los postres favoritos de Isma, la crema catalana. Me daba pena que siempre comiera la típica envasada (que aún así le encanta) y me decidí por hacerla yo misma, aprovechando además que quería darle uso al soplete de cocina que tengo, que está un poco infrautilizado.
La crema catalana tiene su origen en una visita que hizo en el S. XVIII un obispo a un convento catalán. Ante tal acontecimiento, las monjas decidieron hacerle un flan como postre, pero quedó demasiado líquido. Ante esto, le dieron diferentes toques y lo remataron con azúcar quemado. Cuando el obispo se dispuso a comerse el flan, el azúcar todavía estaba muy caliente, con lo que el obispo exclamó: ¡Crema! que, en catalán significa ¡Quema!, de ahí el origen de su nombre crema. Realmente, es una evolución de las natillas.
Se puede usar como relleno de diversas elaboraciones, como cocas, ensaimadas, etc...pero lo más común es comerla como postre individual. Bueno, nos dejamos de historia culinaria y ¡nos ponemos delantales y a cocinar!
- Fácil
- Económico
Ingredientes
- 1 litro de leche entera.
- 8 yemas de huevo.
- 75 gr. de maicena.
- 250 gr. de azúcar
- Cáscara de 1/2 limón.
- 1 ramita de canela.
- Azúcar y canela para caramelizar.
Preparación
Paso 1
En un cazo echamos la leche, la piel de limón en tiras, la ramita de canela y lo llevamos a ebullición a fuego medio, teniendo cuidado para que no se nos pegue.
En un bol añadimos yemas, azúcar y maicena. Mezclamos con una cuchara de madera hasta obtener una mezcla sin grumos.
Pasamos la leche por un colador e incorporamos en forma de hilo a la mezcla de yemas mientras vamos moviendo rápidamente para que no se formen grumos.
Ponemos la mezcla al fuego en un cazo y llevamos a ebullición moviendo continuamente con la cuchara de madera. Dejamos hervir 2-3 minutos.
En nuestro caso, repartimos la mezcla en cazuelitas de barro, pero podéis coger boles o los recipientes que más os guste. Dejamos enfriar.
En el momento de servir espolvoreamos con una mezcla de azúcar y canela y quedamos con un soplete hasta conseguir una rica costra crujiente.
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