Kürt skalács (Pasteles de chimenea)

De

¡¡¡¡Siiiiii, ya estamos a viernes!! Fin de la semana laboral para la mayoría de nosotros y tiempo de recetear :). Como suele ser de costumbre, tenemos una receta para el fin de semana con la que no dejaréis a nadie indiferente, además de que por ser un dulce típico de otro país, seguro que la sorpresa es doble.

La receta de hoy son estos deliciosos Kürt skalács o también llamados "pasteles de chimenea", aunque nosotros preferimos nombrarlos tal y como se llaman en Hungría. Cuando fuimos a Budapest no pudimos resistirnos a este manjar, de hecho, si no recuerdo mal, en 3 días fuimos 4 veces a comerlos e incluso nos trajimos un par a Madrid...con eso lo digo todo. Este dulce es el más antiguo del país, por lo que no tendréis problemas en encontrarlo, ya sea en puestos callejeros, pastelerías, etc...

De los que comimos nosotros, recomendamos los de este local, Molnar´s Kürt skalács, que se dedica en exclusiva a ellos, además está en la calle principal, Váci Utca, así que no tiene pérdida. No os arrepentiréis. Para los que no hayáis ido a Budapest, pero si a Praga, os sonará mucho, ya que es muy parecido al Trdelník, que sería su primo checo (cambian un par de ingredientes, si bien es casi lo mismo).

Vamos con la receta, si apetecible es estéticamente hablando, al olerlo ya ni os cuento....

  • 6
  • Media
  • 60 minutos
  • 10 minutos
  • Económico

Ingredientes

  • 375 gr. de harina
  • 15 gr. de levadura fresca
  • 2 cucharadas de azúcar. Yo le hubiese añadido más porque para mi gusto le faltaba dulzor.
  • 1 pizca de sal
  • 3 cucharadas de aceite de oliva suave
  • 1 huevo grande
  • 130 ml leche tibia
  • Rebozado: mezcla de azúcar y canela.

Preparación

Paso 1

En el montaje de abajo he puesto la preparación paso a paso, ordenado de izquierda a derecha y de arriba a abajo. De todas maneras, es tal como cuento ahora:

Mezclamos en un cuenco la leche tibia, el azúcar y la levadura, removemos hasta su disolución.




En otro bol mezclamos la harina, la sal, el aceite, y el huevo con una amasadora o robot eléctrico hasta que esté todo bien integrado y le añadimos mezcla de leche, azúcar y levadura.




Amasamos unos minutos hasta que la masa se haya integrado bien y no se pegue.




Formamos una bola y la dejamos reposar en un recipiente tapado con un trapo húmedo hasta que doble su volumen (yo la tuve como un par de horas, depende de la temperatura del lugar en el cual pongamos la masa a levar).




Mientras, vamos preparando nuestros rodillos caseros en los que hornearemos nuestra masa. Yo los hice de papel albal enrollando hasta que quedaron como el cilindro que se observa en la fotografía inferior.




Una vez levada estiramos la masa con ayuda de un rodillo sobre una superficie enharinada para evitar que se nos pegue la masa y la cortamos con un cuchillo afilado o cortapizzas, como se aprecia en la fotografía.




Vamos enrollando la masa en el cilindro de papel albal previamente engrasado con aceite de oliva empezando por la parte inferior hasta arriba




Una vez listo el cilindro lo pintamos con aceite de oliva con ayuda de una brocha y lo

rebozamos en azúcar de manera que quede bien impregnado.

Paso 2

Y ya lo tenemos listo para hornear.

Paso 3

Para hornearlo me las ingenié para que el cilindro quedara de manera vertical colocándolo en el interior de un pequeño aro de emplatar que rellené de papel albal y atravesando el cilindro con una brocheta de aluminio. No se si me explico bien.... Lo horneé en horno precalentado a 200°C calor arriba y abajo sobre bandeja esmaltada durante unos 7-9 minutos. La foto es pésima pero os ayudará a haceros una idea.

Paso 4

Sacamos del horno y aún caliente lo pasamos por rodando por el sabor que más nos guste: almendras picadas, cacao... yo le puse canela.




Para extraer el pastelillo hay que dar un golpe seco en un extremo y sale sin problema.