Bizcocho esponjoso de limón.
Cuando era adolescente, mi madre me solía hacer un bizcocho de naranja que más que un bizcocho se asemejaba un poco en textura a un pastel, era una mezcla entre bizcocho y tarta de queso, pero sin llevar queso. La receta era de un recetario de la thermomix de una amiga suya, pero la perdió y no se acuerda muy bien de las cantidades. Ante mi añoranza bizcochera, me puse a buscar por la red a ver si encontraba alguno que fuese parecido (fijándome en las fotos y en esa textura tan especial) y solo encontré uno que era el que más se repetía por los distintos blogs en el que se usaba la naranja entera como en el mío, pero llevaba yogur, ingrediente que la receta de mi madre no llevaba.
Quise darle una oportunidad, por el tiempo empleado en la búsqueda y decidí hacerlo, con el único inconveniente que cuando fui a la nevera en busca de una naranja, no tenía ni una. ¡Maldición! Los únicos cítricos que habitaban en mi nevera eran unos limones del árbol de la abuela de Ismael. Así que fue el sustituto de la naranja y el resultado fue un bizcocho buenísimo con un sabor intenso a limón, muy esponjoso, pero que no se parecía en nada a la textura del bizcocho anhelado.
- 8
- Fácil
- 40 minutos
- 30 minutos
- Medio
Ingredientes
- 250g de azúcar
- 1 limón entero lavado con piel. El mío pesaba 90g.
- 3 huevos L
- 1 yogur natural
- 100g de aceite de girasol
- 250g de harina de trigo
- 1 sobre de levadura en polvo (en mi caso uso Royal, cada sobre son 16 gramos).
- 1 pizca de sal.
Preparación
Paso 1
Precalentar el horno a 180°C.
Engrasamos y enharinamos el molde.
Trituramos con la batidora el limón cortado en cuartos (le quitamos las pepitas) con el azúcar y los huevos hasta que esté todo bien integrado.
Añadimos el yogur y el aceite y batimos de nuevo usando el accesorio de varillas durante 2 minutos.
Tamizamos la harina, la levadura y la sal y se la añadimos a la mezcla anterior, poco a poco y seguimos batiendo (varillas) hasta que quede una mezcla totalmente homogénea.
Vertemos en el molde y horneamos durante 25-30 minutos (depende del horno, cuando esté doradito y el pincho salga limpio)
Desmoldamos y dejamos enfriar sobre rejilla.
Espolvoreamos con azúcar glass antes de servir.
Nos servimos un cafetito y ¡a disfrutar!