Coloca un colador sobre una olla grande (con suficiente espacio para que el suero que se acumule no toque el queso crema). Pon un trapo o paño para queso y vierte el yogurt con sal. Deja reposar toda la noche.
A la mañana siguiente, retira con cuidado el trapo y coloca tu bolita de queso crema en un tazón. Bátelo suavemente con un tenedor para darle una textura homogénea. Puedes usarlo de inmediato o guardarlo en refrigeración durante 6 días, en un recipiente hermético para que se conserve en óptimas condiciones.