Lo primero es dejar remojar el arroz, para que se desprenda de las toxina. Puedes dejarlo, por ejemplo, toda la noche, o durante el día, para que esté listo a la hora de la cena.
Luego hay que enjuagarlo hasta que el agua de lavado salga transparente. Finalmente, procura cocinarlo con un poco más de agua que la medida de 2 tazas por 1 que siempre nos enseñaron.
Estas sencillas medidas harán una gran diferencia para tu cuerpo.