Este HOMBRE tiene una NOVIA DE SILICONA y... ¡la saca a pasear!
Como diría mi abuela: ''¿a dónde vamos a llegar?'' Pues abu, ''en el mundo FREAK muy lejos''. Parece que las marcas y la mente humana ya no saben lo que inventar para ser más felices, estar más contentos o, sencillamente, paliar la soledad. Unas características que podemos aplicar a la historia de este JAPONÉS que se compró UNA MUÑECA DE SILICONA para olvidar un amor. WTF!
Tal cual, hay un nipón suelto por el mundo que ha querido pegar los trozos de su corazón roto gastándose más de 5.000 euros en un juguete que lo hace más feliz que una mujer. ¿No das crédito? Pues espera a conocer su historia y a ver las fotos de la pareja. ¿Qué pensabas que con lo que le costó la iba a dejar guardada en su casa? ¡Ni de broma!


Cuando la llama del amor se apagó definitivamente entre él y su esposa, Masayuki Ozaki tomó una insólita decisión para llenar su vacío. Compró una muñeca en silicona que se convirtió, asegura, en el amor de su vida. Mayu, de tamaño natural y con un aspecto muy realista a pesar de su mirada vacía, comparte su cama en la casa familiar de Tokio, donde también viven su mujer y su hija adolescente.“Después de que mi mujer diera a luz, dejamos de hacer el amor y sentí una profunda soledad“, cuenta a la AFP este fisioterapeuta de 45 años.“Leí un artículo en una revista sobre el tema de estas muñecas y fui a ver una exposición. Fue un flechazo”, suspira Ozaki, que pasea a Mayu en silla de ruedas, le pone pelucas, la viste y le regala joyas.“Cuando mi hija entendió que no era una muñeca Barbie gigante, tuvo miedo y pensó que era asqueroso, pero ahora ya es suficientemente mayor para compartir la ropa con Mayu“, explica.
Pues nada, ¡aquí el que no se consuela es porque no quiere!


Las mujeres japonesas tienen el corazón duro”, afirma, mientras pasea a la muñeca por una playa. “Son muy egoístas. Sean cuales sean mis problemas, Mayu, ella, siempre está aquí. La quiero con locura y quiero estar siempre con ella, que me entierren con ella. Quiero llevarla al paraíso”.
Como él, muchos hombres poseen en Japón este tipo de muñecas, llamadas “rabu doru” (muñeca de amor), sobre todo viudos y discapacitados, y no las ven como simples objetos sexuales sino como seres con alma.


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