De inmediato, la empresa Diplomat - dueña de Heinz - argumentó en su defensa que estas proporciones de concentrado de tomate han sido aceptadas según las normas vigentes en Norteamérica y Europa. A pesar de ello, el Ministerio de salud de Israel exige ahora al gigante de las salsas que modifique sus etiquetas si quiere seguir existiendo en el mercado israelí.
El problema con este popular condimento no radica solamente en la cantidad de tomate, sino en su elaboración, y es que para su fabricación no se utilizan tomates frescos, sino pasta de tomate con una gran cantidad de sal, sodio, azúcares y carbohidratos, todos ellos relacionados con problemas de obesidad, cáncer y diabetes. El resto de ingredientes que intervienen en la preparación son vinagre, jarabe de maíz o fructosa, sal y conservadores no especificados.
Cabe decir que todos estos ingredientes están directamente relacionados con diversas enfermedades. Si tomamos sólo uno de ellos como ejemplo, la fructosa que contiene está ligada a padecimientos como diabetes, obesidad, aumento de colesterol, presión alta, hígado graso y cáncer de páncreas.
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